miércoles, 28 de enero de 2009

Anhelo de viento

Imaginen por un momento que seamos felices (no digo todos, obviamente, me refiero a mí, luego existo). ¿Qué haríamos después?
A nadie le gusta sufrir, ni siquiera a los masoquistas que mienten como bellacos (una azotaina en las nalgas, no es, precisamente, al sufrimiento del que hablo), pero son muy pocos los que disfrutan del placer de vivir, y, estos pocos suelen haber sufrido tanto que pasan desapercibidos entre la barahúnda de gritos y lamentos. Suelen ser callados y austeros, pasean sin ritmo tarareando una melodía o sonriendo a las esquina (he dicho bien, "a las esquinas", no "en las esquinas", que sería otra cosa). Son despistados o torpes, porque tropiezan sin querer con los escalones que sube ni bajan (Escher dixit) o con farolas que no alumbran, aman a los demás porque sí y porque de no hacerlo sería traicionar la razón (principio, axión...) por la que se levantan... mueren en el olvido sin ser nada y el resto no aprende de ellos pues si se fijan ni len ven ni les perciben. Ya digo, son escasos, y no hacen ruido, además no se juntan ni hacen pueblo, ni soberanos ni tiranos, ni filósofos reyes, ni participan ni se esconden, ni aconsejan ni reprochan... son pasajeros sin tiempo que no embarcaron ni se despidieron. No sé quiénes son y si alguna vez fueron. Sólo sé que no soy uno de ellos. A Dios gracias, porque no hay dios que los aguante. Panda de cretinos y canallas... van por la vida como quien se baña en la arena habiendo agua, pasean al gato y dan de comer al saciado, regalan espejos al moribundo, senderos minados al bartolomeo y muletas al lázaro, algunos escriben versos, otros los recitan (van de versos, vaya), todos hablan lenguas de tan sencillas que la Torre de Babel se vuelve Pisa, pues se inclina ante sus verbos y se olvida de Dios y de cumbres, suben a los árboles para contemplar el riesgo y el esfuerzo ajeno, luego bajan casi sin resuello, habiendo visto el bosque entero, no caminan sobre las aguas porque no lo intentan ni lo pretenden, se quedan en la orilla mirando un grano de concha o saludando a la espuma de la ola que regresa... Son como nosotros, pero sin preguntas, de hecho, creo están muertos. Es decir, fueron como nosotros, dejaron de serlo, y, por eso, sonríen y se muestran satisfechos.
Os pregunto de nuevo: si fuéramos felices, ¿qué haríamos luego?

Todo verso

[Dedicado, a quién si no, a mi esposa, cuyas mañanas son versos que escrivivo y gozo]

Voces que no son voces, sino gritos en la ausencia.
Algunos de mis seres más cercanos dicen que es mi mejor verso. Al principio me halagaba, pero con el paso de los años, me ha llegado a irritar, pues siguen diciendo lo mismo y, o una de dos, el verso es tan bueno que oscurece al resto, o el resto es tan mediocre que elegir es un acto humanitario. Se han puesto de acuerdo sin conocerse, siquiera, entre ellos. A mí el (uni) verso me parece bastante vulgar, quince sílabas [alejandrazo] y necesita de otro para adquirir profundidad y sentido. Personalmente prefiero, claridad temprana de lasciva musicalidad, con dieciséis, qué le vamos a hacer, pero expresa una emoción salvaje y cotidiana que dejamos pasar de largo como el que despide a un amigo a quien más tarde ha de ver. Pues siendo la poesía un océano vertiginoso, nos devuelve y nos recupera (mareados) al origen de nosotros mismos.
Siceramente, creo que no soy buen poeta, ni rimador, ni rapsoda... si escribo versos no es por otra razón (siempre hay otra, más oculta) que no me acostumbro a la vida. La vida no es que sea tampoco muy comprensiva con los "elegidos" (privilegiados sin nombre y sin gloria que rozan la esencia y la substancia y luego la palman). Y ya puestos y con perdón: el vértice de la mirada ausente (endecasílabo, al fin) hace al hombre una bestia intranquila (otro más, que cuando me pongo, no hay quien me saque) es lo mejor que esta noche sin tregua he conquistado. ¡Verso hideputa... Menudo amigo!

[Nota: el del centro de la foto no soy yo, qué mas quisiera. Os propongo -a los dos seguidores de mi blog- averigüar quiénes son los que aparecen en la susodicha. Con la aportación de la primera frase de esta nota, ya os he dado una pista muy concreta y esclarecedora. Inserten sus respuestas en los comentarios, y, ya de paso, me ayudan a quitarme esta desazón que me ahoga cada vez que miro la foto de marras]